sábado, 21 de agosto de 2010

JOSE MANUEL ARANGO

José Manuel Arango nació en Carmen de Viboral, Antioquia, en 1937. Fue profesor de Lógica simbólica en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Antioquia durante casi tres décadas. Cofundador y coeditor de las revistas Acuarimántima y Poesía, de Medellín, e Imago de Copacabana. Premio Nacional de Poesía por reconocimiento Universidad de Antioquia, en 1988.

Escribe una poesía rigurosa y elaborada. En sus primeros libros la temática se centró en el erotismo. "Es el precursor de una poesía erótica de alto aliento, no frecuentada en Colombia con tanta intensidad", escribe Fernando Ayala Poveda. Y agrega: "Su exploración metafísica no cae en la gratuidad: aproxima al hombre frente a los interrogantes de la noche: madre nodriza de la muerte, el recuerdo, lo nocturnal del alma humana. Se emparenta aquí con Novalis. Su lírica breve tiene un universo por construir con ahínco". Casi toda su obra se compone de poemas cortos que recogen, de un lado, un enorme acervo cultural, y de otro, una sensibilidad que se expresa en monólogos y en alusiones herméticas.

Sobre su obra, el escritor Luis Germán Sierra escribió: "La poesía de José Manuel Arango, como toda obra auténtica, nace de la pretensión casi inexistente de escribir una gran obra y tiene su asentamiento primordial en las pequeñas cosas que rodean una vida cualquiera en cualquier lugar del mundo. Ello le da, además de autenticidad, un valor universal a su arte, reservándonos la complejidad —además de manido tópico— de ese término, pero entendiendo sin complejos que esta obra ya va muy lejos de un alcance meramente local y sobrevuela con soltura aires de otros territorios, pluralísimas significaciones".

• Obras

o Este lugar de la noche (1973)

o Signos (1978)

o Cántiga (1987)

o Poemas escogidos (1988)

o Poemas (1991)

o Montañas (1995)

• Traducciones

o Tres poetas norteamericanos: Whitman, Dickinson, Williams. (1991)

o El Solitario de la Montaña Fría, poemas de Han-shan. (1994)

o En mi flor me he escondido, poemas de Emily Dickinson. (1994)

• Crítica e interpretación de su obra

o El poeta José Manuel Arango, fugitivo sembrador. Andrés Vergara A. En: El Mundo. Imaginario. Medellín. (Jun. 8, 1996) p. 5

o Mito y vigencia de la ciudad en la poesía de José Manuel Arango. Jaime Eduardo Jaramillo J. En: Revista Universidad de Antioquia. Medellín. Vol. 60 no. 223 (ene., 1991) p. 106-117.

o Curvaturas en la poesía de José Manuel Arango. Tarsicio Valencia. En: Revista Universidad de Antioquia. Medellín. Vol. 56 no. 212 (Abr.-jun., 1988) p. 102-105.

o Cántiga. Luis Germán Sierra. En: Revista Universidad de Antioquia. Medellín. Vol. 56 no. 212 (Abr.-jun., 1988) p. 106-107.

o Signos de José Manuel Arango. Víctor Gaviria. En: El Colombiano. Suplemento Dominical. Medellín. (Ago. 6, 1978) p. 6

o Una generación desencantada: los poetas de los años 70. Harold Alvarado Tenorio. En: Torre de Papel. Chapingo, México. Vol 1 no. 1-2 (May.-dic., 1985) p. 54-62.

José Manuel Arango y una invitación a vivir. Alonso Aristizábal. En: El Espectador. Magazín Dominical. Bogotá. (Nov. 12, 1978). p. 6



Dos poemas de amor,


dos de muerte y "Abril"



Ella

De qué manera silenciosa

trabaja.

Sin dejarse oír, como si fuera

-lo mismo que una bailarina-

en puntas de pies.

Sin dejarse ver,

como si no fuera.

Ella,

la que poco a poco lo ensordece,

la que imperceptiblemente lo ciega,

la que, delicadamente,

le tuerce los huesos.

Ah y es de nuevo la mañana

Ah y es de nuevo la mañana

tibia y azul

El que está señalado

(en la lista hay una cruz después de su nombre)

liviano todavía

va por las calles

Trae la calavera llena de sueños

Limpio recién peinado

va a sus negocios

Cuando el asunto se despache un nombre

se tachará

Por ahora va por las calles

IX

Mientras la ciudad oscurece

y contra la sombra azulada de los mangos

el día ruidoso se apaga

adivinando sus gemidos entre el recio viento del anochecer

iríamos por el linde del bosque donde se acarician los

enamorados y su fuego nos encendería

con los ojos ariscos del venado

que atisba por entre ramas oscuras

un dios fugaz podría aparecer de pronto

y sería la fiebre de su mano en la mía

y en el peso del corazón el llamado de la tierra



CANTIGA DE ENAMORADOS

O como dos que hablan después del amor

todavía desnudos

tendidos de espaldas

fumando

y hablan de silencio en silencio

y la voz es sosegada después del amor

y ya sin premura

y entonces ella se incorpora

y pone el codo en la almohada

y pone la mejilla en la palma

y él ve su risa rápida y tranquila

su risa

y el temblor de sus pechos

Abril

Ocre y verde: montañas

y montañas detrás de montañas

detrás de montañas.

Es abril. Los rocosos declives han florecido,

la hierba abunda en flores diminutas.

Caminos de azafrán, espigas y espartos.

Abril es todo vuelos, todo gorjeos.

En abril la montaña se aduenda, se aniña,

en abril nos sorprende su apariencia ligera.

Una lagartija cruza -rayo, arco iris-

por la base del muro:

una lagartija de papada azul

y fino dorso rayado.

El gavilán vino de lo alto del cerro,

otea desde la copa del noro.

Ocre y verde. Montañas

y más allá montañas: una fuga de formas.

Y por sobre ellas la luz,

azul y dorada.



Cibergrafia

http://caribe.udea.edu.co/~hlopera/La_Palabra_Viva/jma.html


http://www.revistanumero.com/33jose.htm


Fotografía tomada de: http://www.otraparte.org/actividades/literatura/img-literatura/josemanuelarango-1.jpg

No hay comentarios:

Publicar un comentario